¿A cuántos de vosotros cuando pensáis en alquilar un despacho os viene a la mente cómo será nuestra oficina ideal? Nos llevamos días viendo webs inspiradoras, comprando diferentes objetos para hacer ese despacho tan tuyo y que se diferencie del resto. Cómo colocaremos todo lo relacionado con nuestra empresa, qué tendremos en nuestra mesa, hasta qué tipos de bolis pondremos en el lapicero, cuando todos sabemos que finalmente cogeremos los bolis BIC de toda la vida, o, en el peor de los casos, bolígrafos de otras empresas que no sabemos cómo han llegado allí.

También pensamos en la ropa y complementos que vamos a llevar el primer día, porque todos queremos ir divinos y causar buena impresión. Queremos presentarnos a los demás compañeros del centro de negocios como personas seguras de sí mismas.

Lo que no pensamos es en lo que habrá más allá de la puerta de nuestra oficina. En esa persona a la que vemos todos los días. Aquella a la que comenzamos sólo saludando y que a veces no recordamos ni bien su nombre, pero que llegamos a contarle lo cansados que estamos de nuestro jefe, lo que nos cuesta arrancar los lunes, o, en algunos casos, nos llegamos a abrir tanto que le contamos temas personales. Porque ese recepcionista no está ahí sólo para saludarnos, sin serlo es parte de nuestra empresa. Es ese calor humano que nos falta en el despacho.

Parece que se trata de salir a beber agua y pararte cinco minutos para contar alguna anécdota del fin de semana. Pero es ese break que tanto necesitamos para despejarnos y volver con más ganas a nuestra oficina a darlo todo.

Eso que os comento es lo que ofrecemos en el Centro de Negocios Sevilla Center.

Porque no alquilamos sólo oficinas, alquilamos el sitio perfecto para trabajar.